Desde hace tiempo, los poderes fácticos de occidente, en general, y de nuestro país, en particular, (económico-político-religioso), se han encargado de satanizar a estamentos sociales determinados, como el de los funcionarios, tildándolos de vagos e incompetentes, entre otros elogios; si bien es cierto que “algunos” de ellos han sustentado tales argumentos con su actitud (véanse los policías locales de Linares de baja “sospechosa” en los dos últimos meses), no deja de ser un ataque amoral a “todos” (incompetentes y competentes) la supresión de la paga extraordinaria de diciembre, supuesto ya participan del resto de recortes como cualquier ciudadano (IVA, gasolinas, IRPF, precios, nacimiento de un hijo, etc.)

Recientemente, los poderes, se han cebado con otro colectivo, aún más desprotegido, el de los parados. Es cierto que cada uno de nosotros conoce un caso en el que la persona con subsidio de desempleo ha rechazado un trabajo para cobrar el paro; pero no dudo de que la mayoría de los “parados” quieran trabajar.

El último ataque a quienes no tienen trabajo, y no cobran el desempleo, ha sido el obligarles, a ellos y a sus hijos, a cumplimentar un complicado protocolo oficial si quieren recuperar su derecho a recibir prestación sanitaria, en particular, y del régimen de la seguridad social en general, ya que, sin previo aviso, se les ha sacado del mismo, con la complicidad de los medios de comunicación (de todos) que no se han hecho eco de tal evento. O el hecho de que de un matrimonio, con los dos en paro, sólo uno pueda cobrar la ayuda familiar, provocando un divorcio si los dos necesitan cobrarla, pues ¿qué familia puede vivir con 400 y pico euros y sin ofertas de empleo a la vista en muchos años? (en este caso no se preocupan la derecha y la iglesia de cuidar el sacramento del matrimonio que tanto defiende en otros contextos) Entre que regularizan su situación o no, dinero que se ahorra “miserablemente” el Estado.

Llama la atención que el gobierno progresista Griñán-Valderas no haya hecho nada al respecto (bueno, sí, ha apoyado de facto estas medidas) amparado en la “la maldad” del diabólico Rajoy. Lo peor de todo es que, en este país tan Caínita que habitamos, muchos son los que se han alegrado de la pérdida de poder adquisitivo de los funcionarios y de la pérdida de derechos de ciudadanos españoles que, por desgracia, engrosan las filas del desempleo, sin caer en la cuenta de que “cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”