Bajo un cielo que parecía bordado en matices de ocres y azul, Linares vivió ayer una de esas jornadas que quedarán grabadas en la memoria colectiva de su Semana Santa. La Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Señor Jesucristo Divino Maestro en su Entrada Triunfal en Jerusalén, María Santísima de la Alegría, San Pedro y Santiago Apóstol, celebró la salida extraordinaria de su titular con motivo del Centenario Fundacional.
A las seis de la tarde, desde su templo, la parroquia de San José, la imagen del Divino Maestro inició su caminar solemne, recordando aquel primer Domingo de Ramos que cada año inaugura la Semana Santa linarense. Un recorrido que abrazó el casco antiguo, su barriada y el centro de la ciudad para, ya entrada la noche, regresar de nuevo a su barrio, sellando con emoción el encierro de esta jornada histórica.
Miles de fieles y devotos acompañaron la procesión, arropando al Señor con oraciones y vivas, mientras dos bandas de música tejían en el aire sones de júbilo y recogimiento. No era solo una procesión, sino un testimonio vivo de fe y de esperanza, de enseñanza evangélica hecha paso y calle.
Este 2025 ha sido un año de intensa preparación para la corporación, que ha sabido poner en valor la enseñanza del Evangelio siguiendo el ejemplo del Maestro Jesucristo. Con sus actos y celebraciones, la Hermandad ha proclamado la fuerza viva de la fe, culminando en esta salida extraordinaria que, más allá del rito, ha sido un acto de gratitud y compromiso con la ciudad que la vio nacer.
Ayer, Linares no solo acompañó al Divino Maestro; revivió, entre incienso y cera, la esencia misma de su historia cofrade, evocando en cada esquina el eco de aquel Domingo de Ramos que marcó para siempre la Entrada Triunfal en Jerusalén.