Entre unos y otros vamos a matar la gallina de los huevos de oro que no es otra que la enseñanza, que no la educación, porque lo que se hace en las escuelas, mejor dicho, lo que se debería hacer fundamentalmente, es enseñar. Pero esto, hoy por hoy es una quimera, porque nunca han llegado los niños a los colegios de esta forma y es tarea, es responsabilidad fundamental de los padres, al menos en un importante porcentaje.
Educar, del latín educere significa guiar, conducir, extraer todo lo bueno que hay potencialmente en un ser humano; en este caso un niño.
Entre unos y otros, hemos desviado esta cuestión a términos pura y exclusiva de políticos, olvidando intencionadamente la ineludible necesidad de un consenso, un acuerdo nacional en esta materia, tan importante para estas jóvenes generaciones y las venideras.
La ciudadanía ya está aburrida de que unos a otros se tiren la pelota, creyendo éstos y aquellos, que han encontrado la piedra filosofal para “conducir” a nuestros jóvenes.
Mientras, el tiempo pasa y el pesado fardo de la ignorancia, la incultura, las malas formas y la mala educación, cuando no la delincuencia, campean en las actitudes muchísimos de estos pitufos, haciéndonos ver el gran fracaso al que nosotros como adultos les hemos “conducido”.
Pero parece ser que esto a nuestros políticos les importa poco, siempre más pendientes de resolver su vida particular, que de la promesa que un día hiciesen de servir a la sociedad; y desde luego este no es el camino.
De poco valen las manifestaciones de unos y otros.
Unos, tuvieron anteriormente la oportunidad, de haber creado algo más verdadero en lo educativo que con todos los derechos para los niños, sin apenas obligaciones, en la que el alumnado debía ser “Sujeto activo de su propia educación”.
Pero si esto no lo entendían ni los propios maestros…¿cómo lo iban a entender los niños? Unos tuvieron tiempo para rectificar durante un mandato de cuatro legislaturas y no lo hicieron. Otros han tenido dos legislaturas para enmendarlo, y lo han intentado, en las definiciones sobre la educación y en la conversión de ésta en un valor o una cultura del esfuerzo; y actualmente lo cierto es que tampoco lo han conseguido; no han sabido o no han querido hacerlo, porque ninguno de los dos grandes partidos, han salido con una clara posición de escuchar al otro ni a los agentes sociales, que también tienen mucha parte de culpa en este marasmo educativo, porque siempre hay una parte de verdad en los planteamientos antagónicos.
Agua pasada no mueve molino, por eso son absurdos todos los frentes anti-gobierno que se hagan ahora o después, gobierne quien gobierne.
Hay que sentarse señores, hablar con propuestas concretas sobre la mesa, sin hacer un mensaje partidista de la educación, porque si no, nos vamos a cargar a estos españolitos, que son lo único importante en este tinglado y de los que nadie parece acordarse.
Nunca un cirujano abre a un paciente siguiendo indicaciones del propio paciente o de sus familiares… ¿por qué entonces todo el mundo opina y hace dictados sacros a los profesionales de la enseñanza? ¿Quién tiene la culpa en todo este sin sentido? ¿Es que nuestros políticos, los padres, los alumnos, saben más respecto de la enseñanza que los propios docentes? Francamente, estamos ya hartos de ser la cenicienta de esta sociedad en la que todo el mundo sabe de todo, opina de todo, habla de todo y todo lo impone.
Votos son amores y no buenas razones. Esto es de verdad una pena, porque estamos hipotecando el futuro de nuestra juventud en aras de una autocomplacencia radicalmente antagónica a lo que es una verdadera educación. Vuelvo a citar al gran pedagogo francés Celestín Freinet: “No podéis preparar a vuestros hijos, a vuestros alumnos, para que construyan el mundo de sus sueños, si vosotros ya no creéis en esos sueños”.
OPINIÓN | CUANDO EDUCAR SE CONVIERTE EN CONTRADICIÓN
