El hombre, después de levantar la vista del ordenador, miró a la niña que con los ojos brillantes observaba al padre que parecía cansado. Con una rara sonrisa cerró el teclado y sugirió el rincón de sus confidencias. Sin más palabras se acomodaron para un rato de plática tranquila. Acariciándole una trenza dijo que quería compartir con ella el cuento que había entendido de ese largo en internet. Hablaba el padre de un planeta cercano en el que casi todo se había vuelto oscuro, donde la gente últimamente iba muy deprisa con odio o miedo y cada vez se entendía menos. La niña no quiso romper ese rato de quietud para decirle que algo por el estilo pasaba allí, pues ya ni se acordaba de cuando su padre le habló así. Por eso no dijo ni media recordando que guardaba los cuentos para ocasiones importantes y que además venía viendo a su padre algo nervioso en el último tiempo. No quiso ni juntar ese nerviosismo con el oscuro planeta que a lo mejor algo tenían que ver. Dejó sus lucubraciones y abrió los ojos como platos para que el cuento siguiera.

Habló de una minoría de personas de aquel planeta que dominaban casi todas las riquezas, las más modernas tecnologías y los medios de comunicación o de entretenimiento. Ahora ya no se aguantó y comentó que pasaría lo de su hermano Javi que no habla más que de Mesi o Elena de su serie favorita. El padre la miró y sonriendo le dijo que tenía su parte de razón, pues hay mucha gente se les va el santo al cielo y luego no se enteran ni de lo que pasa en su casa. A lo mejor si estuvieran aquí no se creerían lo de esa minoría de gente rica de la que yo hablo. La niña comentó que eso no es algo tan fantástico y según oyó el otro día aquí en la Tierra misma hay una lista de gente riquísima que se junta de vez en cuando para hablar de sus cosas. Si, ya me acuerdo que te enteraste bien de todo lo que dijo esa economista amiga mía sobre las grandes empresas que están por todo el mundo. Bueno no te voy a decir que eso es mentira ni que hay gente que trabaja para esas empresas por muy poco dinero y en tan malas condiciones que a veces se producen has la muerte de cientos de personas. Lo que yo te quiero contar es algo que, aunque se parece a cosas de las que pasan hoy, no dejan de ser como los de otras edades oscuras, aunque hoy los castillos no sean de piedra.

Que si el planeta oscuro, que si las grandes empresas repartidas por varios países de la Tierra, los oía Javi, el hermano mayor, que acabó entrando y se acercó interesado al rincón. No lo tenía claro, para él había pocos éxitos que quedaran por encima de las millonadas que se citan al hablar de Mesi y del BarÇa. Sin embargo, el día del economista quedó convencido después al ver en internet el encuentro de personas ricas en Davos y el listado de las grandes fortunas del mundo. La hermana y el padre miraron a Javi que, aunque estaba un poco despistado, no dejaba de buscar alguna explicación distinta a la oscuridad de aquí o de otro planeta. Le pidió al padre que siguiera con el cuento a ver si encontraba ese enemigo maligno de los cuentos antiguos con alguna relación a estos tiempos. El padre detalló como el fuerte, aunque poco numeroso, ejército que apoyaba al equipo en el poder del planeta estaba integrado por apenas un centenar de personas. Estas personas eran dueñas de un entramado de las empresas que mandaban en aquel planeta por encima de los gobiernos de cada uno de los países que allí había. Ese centenar largo de personas cuentan a su vez con unos miles de personas que obedecen a lo que esa minoría ordena. Aunque algunas de esas personas no estén de acuerdo con la oscuridad que han llevado a ese planeta, siguen adelante en contra de la mayoría ciudadana que tienen más razón cuando se rebelan. Javi, tras pensarlo mucho, le preguntó a su padre qué debía hacer esa gente que se rebelaba. Pensemos los tres qué haríamos ¿Vale?.

Tras un buen rato de reflexión, pasaron a poner en común lo que pensaban y cómo buscar un final satisfactorio al cuento y al planeta que el padre había puesto sobre la mesa. La niña, con su dulce ingenuidad propuso que el grupo rebelde explicara a quienes tenían cerca que no querían la muerte de nadie y que convencieran de que así no se podía seguir. Le pidió a su padre que le ayudara a decir lo que le va a pasar a la Tierra si seguimos así. Javi reconoció que tenía razón, pero que eso ya lo habrán intentado hacer personas que están en el ejército del poder y de quienes llevan mucho pidiendo una vida digna, sin que casi nadie haga caso, unas por impotencia, otros porque el fútbol era más importante, más allá por pereza o por comodidad. Si acaso hay una oportunidad será en que una gran mayoría adquiera el máximo conocimiento a través de internet. Lo has pensado bien Javi, sin embargo sabes que hoy es muchísimo lo que se puede aprender. Nos venimos confundiendo quienes no hemos empezado aprender a ser personas que hemos de morir dejando una vida digna para hijas e hijos que viene detrás. Pues puede ocurrir que, si es que nos siguen varias generaciones, pueden que sean incluso más pobres e ignorantes ahora somos en ésta. Esto es lo que llegó a imaginar James Bridlel autor de “La nueva edad oscura”, de donde surgió este conato de cuento.