Temperatura muy agradable para recibir, en la noche del Martes Santo linarense, a la Primitiva Hermandad de la Santa Vera Cruz y Cofradía de Penitencia y Silencio de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Madre de Dios María Santísima de la Salud en su Soledad. Fe y oración, sobriedad, solemnidad y recogimiento se dejaron notar en las calles de la ciudad al paso del cortejo procesional de esta corporación, cuyo recorrido comenzó a las 21:30 horas desde la parroquia de San Agustín.
Miles de personas presenciaron la Estación de Penitencia, en la que participaron numerosos nazarenos de luz y penitentes ataviados con su hábito de ruán negro para acompañar, en absoluto silencio, a sus dos imágenes titulares. El sonido de la esquila del muñidor y los golpes en el suelo de los palermos volvieron a escucharse por Linares, siendo estos, sin duda, los sonidos más emblemáticos y característicos de la Vera Cruz. También fue roto ese silencio ambiental por la música de capilla que, en mitad de los tramos, sonaba a modo de anuncio para indicar la pronta llegada de Jesús y su bendita Madre.
Un año más, esta Cofradía dejó escenas y momentos de gran belleza durante su itinerario. Los más significativos fueron sus dos estaciones de penitencia ante el Santísimo tanto en la Basílica de Santa María la Mayor como en la Parroquia de San Francisco. No en vano, ambos templos están estrechamente relacionados con el origen y la historia de la Hermandad, de ahí ese detenimiento como momento especial de culto y oración. En la primera parada, la de Santa María, la Vera Cruz fue recibida y estuvo acompañada por representantes de la Hermandad de la Columna.
Otro instante reseñable se vivió, precisamente, en los aledaños del templo basilical, ya que en la escalinata que da acceso a la lonja se ubicó el Coro y Orquesta MusicAlma para rendir sus cantos litúrgicos a los dos titulares de la Vera Cruz. Unos mestros más arriba, en la calle del Pilar, tanto el Señor de la Humildad como la Virgen de la Salud en su Soledad recibieron los “rezos cantados” de las Hermanas de la Cruz desde la reja de su convento. Ambos pasos caminaron serenos y con paso firme durante todo su recorrido, demostrando así su particular forma de hacer manifestación pública de fe por las calles de Linares.
Tras dejar su rastro por el Casco Antiguo, especial punto de interés para ver y disfrutar de la procesión del silencio, la Hermandad de la Vera Cruz se dirigió hacia la Plaza de San Francisco y la zona centro para buscar la Carrera Oficial y emprender el regreso hasta su sede canónica. Ambos pasos caminaron serenos y con firmeza de principio a fin, luciendo el palio un estreno destacado, el bordado de su bambalina trasera.
Con el Martes Santo ya concluido desde hace varias horas, la cofradía protagonista del Miércoles Santo, la de las Siete Palabras, ultima los detalles necesarios para salir desde las dependencias parroquiales de San José a reencontrarse con los linarenses por las calles.
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