Dice una representante de Ciudadanos en el Parlamento Andaluz que “se ha hecho justicia social” modificando a la baja los impuestos por herencia o transmisiones patrimoniales en nuestra comunidad autónoma. Al escucharla, uno no sabe si pesa más el cinismo o la ignorancia en afirmaciones de este tenor tan frecuentes en fuerzas que la aprueban (C´s y PSOE) o la consideran insuficiente (PP). Con los habituales desparpajo y tramposa ventaja en los medios, se vuelven a poner a parir a los impuestos en general y más los de los ricos en particular. Veámoslo por partes.
Despotricar contra los impuestos o contribución ciudadana para atender las necesidades colectivas es, se mire por donde se mire, una actitud claramente insolidaria. Pero es algo más nocivo aun: una estratagema sectaria para enmascarar la corrupción galopante y que la misma se tome como algo irremediable con aquello de que “todos somos iguales”. No. Por mucho que se empeñen quienes se benefician de la corrupción, ni toda la sociedad actual es igual de corrupta ni la picaresca es un fatal defecto hispano. Hay otros países y ha habido otras épocas aquí en que arrimar el hombro no se desprestigiaba tanto. Alguno recuerda que los gobiernos de entonces parecían creerse bastante más que el actual eso de “Hacienda somos todos”.
Como se repite con insuficiente frecuencia, todo esto tiene bastante que ver con la manipulación mediática del personal y la desvergüenza con que se quiere mantener tanto atropello. Cualquiera puede observar que las rentas del capital vienen menguando su tributación de año en año, mientras que ocurre lo contrario con las del trabajo a pesar de tanto desempleo. Sin embargo las clases acomodadas, insaciables en su actitud egoísta, pretenden escaquearse aun más en el pago por sus riquezas.
Además de los subterfugios como las “sicav”, fundaciones y otros embelecos, quieren ahora ahorrarse lo establecido, aquí como en cualquier sistema fiscal justo, por herencia. Para ello, las grandes fortunas y fuerzas que la representa utilizan la demagogia más descarada y la buena fe y/o la necesidad de la gente humilde. Pese a tener desatendidas tantas injusticias en la cuestión de los desahucios y de la vivienda, si que la tienen presente a la hora de las llamadas transmisiones patrimoniales. Tientan ofreciendo el chocolate del loro de la eliminación o reducción del impuesto al heredar la casa de los mayores. A cambio las grandes fortunas reducirán de manera drástica lo que les viene correspondiendo por cortijos, acciones, industrias demás patrimonio como toca con un fisco riguroso y social.
Hablando de lo social y lo justo, volvemos al acuerdo del gobierno andaluz suscrito entre PSOE y C.s que el primero ha tratado de suavizar escalonando las rebajas. Sin embargo, tanto los socialistas, como C.s (con su muy discutible justicia), o el PP (que aspira a su total desaparición), coinciden en la misma orientación neoliberal de menos impuestos, menos servicios y mas recortes. Esta lógica nos lleva a vivir olvidando el estado de economía social y los DDHH. Con ello en nuestra sociedad volverán a crecer las discriminaciones por razón de sexo, país o cuna. Es ésta discriminación, originada por el azar de haber nacido en familia rica o pobre, la que se hace crecer con otros perjuicios que se ocultan. Si sólo primara la propiedad conseguida por herencia o corrupción, los medios de producción dejarían de cumplir su función social, si al estar a las órdenes de sus propietarios (aunque fueran incompetentes), ponen el riesgo la supervivencia del colectivo. De esa manera se viene reforzando la situación de precariedad que viene afectando de igual manera a las clases medias y a las personas muy cualificadas si no se muestran dóciles. Otro mal que se deja sentir en esta situación es la llamada movilidad social, o posibilidad que la persona cualificada, pobre y esforzada pueda medrar acorde con su valía. Podría ocurrir o repetirse que, por entregarse los puestos de responsabilidad a personas ineptas, se derive el perjuicio colectivo para la empresa o sociedad donde prima la influencia de la minoría o casta capitalista.
Concluyendo. Tanto en la herencia, como en cualquiera otra contribución colectiva, debiera primar la aspiración “a cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus posibilidades”. Quizá convenga pararnos a pensar si siguiendo esta deriva, de “por el interés baila el perro”, vamos a algún sitio que nos convenga como personas y como sociedad.
Totalmente de acuerdo. Los impuestos deberían seguir una lógica geométrica ascendente. Se aprovechan de los ahorros del abuelo para transmitir la necesidad de hacer desaparecer el impuesto de sucesiones a las clases más desfavorecidas.
A ver si lo entiendo. Cuando mis padres falten, tengo que pagar impuestos por los bienes que ellos han hecho con el trabajo de toda su vida, y por los que pagaron los correspondientes impuestos en su momento. Que alguien me explique por qué eso es justo.
Al articulista se le ha olvidado decir que la izquierda que él representa apoya incondicionalmente los privilegios fiscales que graciosamente disfrutan las regiones más ricas del estado.
Este hombre es un demagogo. Todo lo lleva a su terreno, sesgando la información, con lo cual parece que expone una verdad absoluta y la realidad es un «biquini» que tapa lo más importante. Seguro que hay gente que se lo cree a pies juntillas, aunque la mayoría no entenderán ese lenguaje posmodernista (y podemita también) que llena párrafos para decir más bien poquito. Es la cruz de aquellos a los que un kilo de paja les sigue pesando más que un kilo de hierro. Como lee estos comentarios a ver si un día se anima y nos cuenta porque se marchó de UGT y PSOE después de haber participado «activamente en la reconstrucción del PSOE y de FETE-UGT» (esta frase es típicas de alguien que se autoescribe la biografía…como si el PSOE se hubiera derrumbado…). Es para que nos abra los ojos.