Aquel sábado por la noche habíamos coincidido el grupo habitual y quien había sintonizado la tele   volvió decir como solía: “Hay que ver que no falta ni una noche el inaguantable Marhuenda para estropear lo poco que se puede oir en la Sexta”. Por ello, tras un coro de opiniones matizadamente coincidentes, se acabó dejando el supuesto debate como ruido de fondo. En un momento en que decaía  nuestro palique, volvió a sonar el tal Marhuenda en su enésima interrupción con su  estoy estupefacto… “  así seguía, ante el gesto impotente de quien estaba en el uso de la palabra, perorando de manera relamida en defensa de los tópicos que repiten los uniformes noticiarios. Nos miramos sonrientes por la complicidad y el anfitrión, quien había denostado al mencionado periodista, desconectó la tele para satisfacción general.
Alguien mayor recordó su nostalgia por La Clave, aquel programa de debate de hace unas décadas en que se abordaban los asuntos con sabiduría y respeto. Para ello se contaba con personas que en cada caso sabían del asunto y nunca las discrepacias acababan en los frecuentes gallineros. Aquella evocación nos llevó a centrar aquella tertulia nuestra en la información y la opinión.

Se inició con otra intervención breve pero sustanciosa describiendo  las fuentes de información en España. Recordó la escasa tirada tradicional de la prensa devenida en cierre de kioscos y en el proceso de uniformación mediática, con mayor dependencia capitalista de los últimos años. En cuanto a teles y radios, recordó que se repite el mismo mal de depender del dinero. Por un lado el aumento de la publicidad, y por otro los índices de audiencia hacen que se ofrezca una información parcial y un servicio en general de menor calidad.

Eso se palpa- terció otra amiga-en la concentración en las poderosas empresas: Mediaset (Tele5, La 4, El País, la SER,..) y Atresmedia (Antena 3, La Sexta, Onda Cero, La Razón,..), Vocento (ABC, radios y teles de menor audiencia y cadena de periódicos regionales como Ideal) principalmente en televisión y radio. Una amiga mencionó el drama de lo que venía ocurriendo con los medios públicos. Por un lado, el destrozo gestado por la mayoría del PP destrozando el histórico avance en RTVE conseguido por acuerdo casi unánime en el parlamento. Se había logrado  la situación más parecida a los modelos europeos como BBC.Tanto que TVE era la de más audiencia y RNE se venía acercando a la de la SER. Por otro lado, en los medios públicos de las autonomías se viene manteniendo el control más o menos grosero el partido de turno. Así en Andalucía se nota la mano del PSOE en Canal Sur, lo mismo en la TV3 catalana CIU es una ventana mejor dispuesta para el honorable Mas. Eso sin pararnos en la situación de indigencia profesional y contable en que han quedado TeleMadrid, la valenciana Canal 9 y otras en manos del PP de cada lugar.
Mientras se iba vertiendo toda esta información, había rostros con gran atención que hacían gestos de asentimiento e incluso de manisfestar acuerdo por ir cuadrando noticias o encontrando explicación a cosas que le venían mosqueando. Tanto era así, que personas, que no estaban en el grupo, se fueron acercando a él al escuchar algunos ejemplos concretos. Al terminar lo de las autonomías, se mantuvo un silencio reflexivo que al poco  rompió  alguien (de los arrimados a última hora) expresando sus dudas en voz alta:
– Sí, ya veo que lo que decís cuadra muy bien y que Don Dinero es poderoso caballero en todo y en la tele también. Aun así me cuesta  creer que lo que dice en El Intermedio o en Las mañanas de la 4 no es lo mismo que en los demás medios.  Quien citara el entramado empresarial, respondió:
– Todo esto ha venido a cuenta del inaguantable Marhuenda, director de La Razón, asesor de Rajoy y tertuliano con mando en plaza. Hemos quitado La Sexta Noche porque Iñaki, el conductor del supuesto debate le mide los teimpos a todos menos al jefe (en Atresmedia) Marhuenda. En cuanto a lo de Las Mañanas de la 4, sabrás o te informo que han destituido a Jesús Cintora, quien dirigía y presentaba el programa ofreciendo pantallas a todas las opciones con cierta equidad. En cuanto a lo de El Intermedio, además de los crecientes minutos publicitarios tienen vetadas algunas informaciones, como dijo Lara, sobre Venezuela y veremos si sigue en antena cuando se acerquen las elecciones. Aquí, como en el resto del mundo, los grandes grupos mediáticos hacen coincidir el negocio de la publicidad con el control de la información que pueda perjudicar a los poderosos. Así que lo de la información  habrá que defenderlo como la vivienda o la subsistencia digna.