Estoy en gran parte de acuerdo con lo que escribe en su último artículo en estas páginas don Emilio Vera Muñoz sobre el negro panorama que se avecina. A ambos, el acercarnos a los setenta, nos invita a revisar el camino andado. Cada cual, en función de los azares de la vida -que incluyen aprendizajes de personas, conductas, lecturas y otras vivencias- llega a conclusiones, en lo esencial parejas, que desea compartir. Huyendo, aunque no siempre con éxito, de caer en el relato de batallitas, uno persevera en poner en común, con jóvenes y mayores, lo poco aprendido de otros. Es desde esa perspectiva tan bien explicada por Machado en ni tu verdad ni la mía, vayamos juntos a buscarla desde la que pretendo acercarme, creo que sin acritud, a algunos aspectos señalados por el señor Vera.
Como cada cual somos un poco hijo de nuestras circunstancias y aprendizajes, trato de centrarme primero en lo que menciona como mundo de bloques, dejando de lado lo que más directamente nos pueda afectar (por personal) de la realidad española de esos tiempos. Efectivamente, tras las Segunda Guerra Mundial, se instala en el mundo la llamada guerra fría que tenía a la Europa destruida como principal escenario. La conformación de las alianzas militares contrapuestas OTAN y Pacto de Varsovia alumbró un equilibrio de fuerzas con una paz armada. Esa paz, en la que se contraponían dos modelos (occidental y comunista), permitió, pese a la disputa ideológica , la reconstrucción europea y el fomento del estado del bienestar gestionado por la socialdemocracia y los cristiano-demócratas en nuestro continente y en el resto del primer mundo.
El asunto religioso también lo percibe en dos bloque más visibles: el mundo occidental con gran mayoría de cristianos de distintas iglesias (católica, evangélica, anglicana,..), en el mundo comunista se instauran supuestamente estados ateos. Desde el siglo XVIII se venía desechando la religión como creencia estatal y en muchos países occidentales se venía instaurando un más (Francia) o menos (Reino Unido con su iglesia estatal anglicana y España) riguroso laicismo. Es decir la separación del poder y las creencias religiosas del ejercicio de la ciudadanía. De alguna manera, la razón se había impuesto para acabar con tantas guerras de religión como asolaron a Europa y al mundo. De la misma manera, resultó -ya en el siglo XX-un gran error el empeño comunista de declarar a los estados globalmente ateos, pues al caer estos regímenes en todos esos países resurgía, si cabe con más fuerza, la religión perseguida en cada uno de ellos (ortodoxa, católica, islámica,..). Y es que la mezcla de religión y política que pudo ser útil, (según a quien, en el pueblo elegido judío, a la cristiandad tras Constantino hasta el actual Vaticano, o el islam durante Mahoma y en ciertos califatos), ayuda muy poco a la religiosidad sincera de quienes no aman el poder material.
En ese sentido me atrevo a discrepar con don Emilio sobre que sea la religión islámica, por sí misma, el mayor peligro para la humanidad hoy. No se puede negar que, tanto en el estado islamista ISIS surgido en Medio Oriente como en ciertos países, ciudades o barrios del norte de África o en Europa, se está haciendo muy notorio y temible el integrismo religioso. Sin embargo, conviene analizar bien el fenómeno para ver cuánto hay de religión, cuánto de conflicto social y cuanto de manipulación política y económica para descarnado dominio. Un desapasionado análisis de lo ocurrido con Ben Laden, Sadam Hussein, ISIS,.. nos permitirá ver las manos, en su origen y culminación, de la CIA, Mossad, y M16. Hay en todas estas movidas un primer objetivo de magnificar el terrorismo con el que asustar a la ciudadanía empobrecida con sobradas razones para rebelarse. Por otro lado, el integrismo no ha dejado en una u otra época a gentes de disitinto credo.
Volvemos a coincidir en que lo innegable es la gran brecha de pobreza, que una ínfima minoría está determinando para la inmensa mayoría de los 7.400 millones de personas que pueblan el planeta. En esta realidad mundializada ya el expolio colonizador o neocolonizador no se puede esconder ni consentir. Está claro que va a hacer falta mucha solidaridad creativa y renuncia a esta civilización depredadora y consumista. Sólo de esta manera podremos alumbrar un futuro menos tenebroso y suicida. Futuro en el que, poniendo la inteligencia y generosidad de cada cual al servicio del común, haga posible un único mundo (ni primero ni quinto) más justo y humano, y -por ello- más integrador y feliz.
La misma paranoia llamada actualmente “conspiranoia” para solaz de charlatanes y manipuladores, y es que ante la impotencia o incapacidad de entender y aceptar los acontecimientos negativos hay que desplazar las culpas a alguna entidad misteriosa o casi sobrenatural, llamada por la dictadura franquista “complot judeo-masónico”, los Iluminatti, la Banca Internacional, el clásico imperecedero de culpar a los judíos y un largo etc; la versión actual,sobre todo entre la izquierda reaccionaria es sacar a colación como causantes de toda desgracia a los servicios secretos pero de países occidentales democráticos, por supuesto, como si estas agencias de espionaje y contra terroristas poseyeran poderes infinitos y mágicos. En el fondo se trasluce en estas ideas un racismo profundo y patológico del “hombre blanco y occidental” frente a quien no lo es, ya que por ejemplo, le niegan a los árabes capacidad de crear sus propios grupos terroristas o revoluciones que puedan poner en jaque nuestro modo de vida. Necesariamente tenemos que ser “nosotros” quienes les creamos sus propias facciones armadas ya que a “ellos” los consideramos unos seres inferiores incluso incapaces de crear y realizar algo así. Nada nuevo bajo el sol, sólo cambian las palabras del mismo discurso de siempre.
Le agradezco su interés Sr. Martínez Lara, por mi escrito y celebro que el mismo haya dado pie a este suyo.
Los sucesos históricos que nos toco vivir podemos analizarnos desde muchas ópticas, pero es evidente que no tienen marcha atras, son los que son mejor o peor contados.
Ignoro si el mayor peligro para la humanidad, es la superpoblación, hecho en que me paece que estamos bastante de acuerdo o la caida de un meteorito gigante. Pero lo que se percibe en el mundo que mira a La Meca, no es ya una guerra religiosa entre sunies y chiies, que tambien, es una nueva declaración de guerra santa contra el infiel.
Esta Ud., en la teoria de que son las potencias occidentales las que patrocinan o estan detras del terrorismo arabe, la verdad no me lo creo, sería muy de pelicula
Pero volviendo a la revisión del camino andado, y con la lectura de la mayoría de sus escritos, tendra que convenir conmigo que estamos decepcionados de esta democracia que padecemos, pero por lo que estamos mas decepcionados y llenos de rabia, es por que ya fuimos advertidos reiteraamente de lo negativos que iban a ser los partidos políticos, por el dictador. Eso nos cabrea aún mas, por el fracaso de nuestra generación, que representa, seamos de derechas como yo o de izquierdas como Ud.
“El fin justifica los medios”……. Es muy típico de la moral judeo-cristiana occidental el crearse enemigos e ir de víctimas para luego tener la justificación de aplastarlos con fines puramente económicos y de poder. Así, por ejemplo, nació el cristianismo, sin ir más lejos……. Las religiones occidentales están fundadas en el resentimiento y alimentadas por el miedo……Ese miedo te hace reaccionar y crecer y, traspasado a la política, es un instrumento perfecto de dominio y sometimiento……Quien no quiera verlo que no lo vea, pero esto es así, y punto…..¿Qué sería de dios sin el demonio?……
Tres cuartos de lo mismo se puede decir del islam. Como buena religión abrahámica, parte de las mismas raices absurdas y paranoicas que el cristianismo……otros resentidos vengativos……..
Simplemente son luchas de poder, mientras el gran rebaño de borregos crédulos, siguen el juego a sus amos.