Hay señales inequívocas y fatales del año muy electoral: Vemos las prisas para el opotunista   acabado de autovías que languidecían, la sordina al demencial y compartido escándalo del tranvía capitalino,…. De pronto corre el dinero: hay que aparentar que la crisis-estafa se ha superado de la mano de los mismos que la habían propiciado. Se intenta convencer a las víctimas de que crece el empleo y no la precariedad y la innegable pobreza.

Aparte de las mediáticas inauguraciones , autovía de “Los Olivares” para Junta-PSOE y conexión Bailén-Albacete  para Gobierno-PP, foco para la aparente pugna entre dos candidatos de currículum discutible. La señora Díaz, heredera del acusado señor Griñán, lucirá frente a un tal Sr. Moreno designado por don Mariano de entre sus recortadores del gobierno central. En  segundo plano la  humillada Izquierda Unida.  Primero en homenaje al Sr. Botín (ojo con los desahucios) y la segunda en busca de ¿qué? estabilidad. ¡Ah sí! Ya se ha pactado el Tribunal de Cuentas : “Eres” y “Gúrtel” no llegarán a “nada”. En Madrid se firma lo que nos digan contra el terrorismo islámico de discutible origen (hasta cadena perpetua encubierta, indefinición ante reforma del código penal y “ley mordaza”). Que nadie dude de lo seguro que es aquel pacto del 78 con la parlamentaria y Católica Monarquía.

Hablando de monarquía, resulta tan entrañable volver a ver Juan Carlos, rey emérito de origen franquista, ejercer funciones institucionales en Uruguay junto al humanista ciudadano Mújica. Éste sin cambio en su situación social, aquel con su crecida fortuna y regalada vida.

Pero eso  que no se toque en este año electoral. Ahora va mejor el ruido de procesiones que ya se preparan, el adelanto  autonómico huero del significado de aquel histórico 28 de Febrero. ¿Dónde el empuje de este pueblo entonces? ¿Quién siguió la conexión popular del presidente Escuredo? Lamentablemente tratan de inducirnos a elegir entre la derecha tradicional capitalista y beata de siempre o la falsa izquierda que en lo esencial sirve a los mismos intereses internacionales.

Seguirán, casi como en un capítulo amontonado, la municipales. Aquí también  nos encontraremos con los mismos partidos mayoritarios, que, aunque cambien algunas caras, insisten  en un discurso común y milagrero que no ha servido ni en la ciudad ni en el país. Nos vienen insistiendo en el humo del em-prendimiento que se diluye en propuestas poco sopesadas, escasamente financiadas y peor seguidas. Se habla de reindustrailización mientras se dilapida el caudal tecnológico residual del pasado. Para que no falte, repiten las posibilidades del comercio, sin reparar en que por cada  tres nuevos establecimientos que se abren  se cierran cuatro. Por contra, se magnifican, para más frustración posterior, las posibilidades que podría darse en hostelería y turismo cultural. Por lo que conocemos, hay algunas inquietudes que tienen difícil cristalizar como alternativa a lo citado. En cuanto a la posible novedad que concurre las autonómicas y con más tirón en las estatales, aquí aparece como una organización bastante errática, con poca autonomía y desdiciendo, en cuanto a la persona más conocida, la renovación que la marca ofrece. Así que, entre la continuidad de los mismos, la escasa acogida a un debate serio, una izquierda que lleva tiempo sin diferenciarse claramente, en parte por excesiva continuidad de alguna persona, de los usos políticos y las dudas sobre la versión local de la fuerza renovadora, el panorama es poco halagüeño.

Después, ya hacia final de año, la traca final de las generales. Veremos si la ciudadanía tiene memoria de las maravillosas promesas de don Mariano, de la virtuosa actitud, para con los ricos, de su gobierno y el destrozo sistemático a que ha sometido a las libertades y al estado de derecho

Bien haremos en recordar que quienes vienen ganando en las últimas elecciones son aquellos que (como los bancos o la jerarquía eclesiástica) no se presentaron. Ellos han seguido hinchando su patrimonio y desentendiendose de  quienes se continúa  expulsando a la calle y a la pobreza. Será acertado separarnos de esas redes o castas clientelares que corrompen la vida pública. Siguen siendo ciertas aquellas frases del 15M:Que no nos representan o No hay pan para tanto chorizo. Claro que para que eso se cumpla se necesita algo más que un grito y un voto: La denuncia continuada del engaño oportunista y clientelar unida al apoyo duradero y crítico de  quienes proponen una democracia más creíble. Tenemos tiempo para acabar de abrir  bien los ojos y actuar en coherencia con nuestras quejas.