La Galería de arte Cristóbal Bejarano de Linares inauguró el pasado viernes 16 de enero de 2015, la segunda exposición individual en esta galería del artista Juan Francisco Martínez Camacho (Utrera, Sevilla, 1964), Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Actualmente ejerce como Profesor de Dibujo de Enseñanza Secundaria. Ha sido colaborador literario en la Enciclopedia de Artesanía Andaluza, publicada por el Departamento de Antropología de la Universidad de Sevilla en 2006. Ha realizado diferentes trabajos de ilustración como las del libro de relatos “Virtudes de las flores y otros cuentos” de Manuel Camacho Tinoco. Ha hecho exposiciones individuales en Barcelona, en diferentes espacios en la provincia de Sevilla, y en Linares, entre sus exposiciones colectivas destacan las realizadas en Barcelona, Lisboa, Sevilla, en el Museo de la Fundación Gregorio Prieto de Valdepeñas, en el Museo de la ciudad de Madrid, en el Centro de Arte Moderno de Oviedo, en Gijón…

Martínez Camacho, presenta una serie de obras realizadas al óleo, acrílico y pigmento natural sobre lienzo, así como otras realizadas en tinta china sobre papel. Forman parte de un proyecto iniciado a finales del año 2013 y principios del 2014 , al cual se le unirán obras a lo largo del 2015, que intenta «cultivar» un jardín procurando una arqueología de la conciencia, momentos y atracciones profundas. Es un proyecto de envergadura del cual se hace la primera muestra o entrega en la galería Cristóbal Bejarano.

La muestra se podrá visitar en la Galería Cristóbal Bejarano de Linares hasta el 18 de febrero.

Lo que dice el autor sobre la muestra: MEMORIAS DE UN JARDÍN
Un jardín de mi imaginario particular, grandes dioses, pequeños trozos, fragmentos asociados y disociados, dioses profundos que consiguen abstraer, evocar, meditar….sobre el alma de una piedra o el reloj natural de un manantial, la decisión en un acto, el deseo, la evolución. No es un jardín prohibido, ni privado, es más…..es infinito, incansable, inabarcable. Todo está en él pero no conseguimos descifrarlo. No se asociarlo todo, ni expresarlo ahora todo, se lo que siento en mis realidades de inputs remotos y sueños cromosomáticos donde respiro el frió de otros tiempos y emociones …para ello están las pinturas.

Martínez Camacho

Que temblor de siglos borbotea en la dorada huella! ¿La huella de ayer? La huella leve contorneada en la arena, la huella eterna que los años cincelaron blanda y permanente. Mira el jardín como un sueño redondo y siente el abrazo tibio de los dioses familiares: pequeño dios del manantial, genio inestable de la enredadera, alma profunda y estática de la piedra amiga. Todo se envuelve en el magma onírico del pensamiento como si una célula cósmica lo envolviera todo, amorosa y exigente. Si se buscan con ansiedad los setos de algún jardín privado, como para refugiarse en uno mismo, se dilata, informe, el espacio y no hay más remedio que asumir que se trata de un Jardín ilimitado, profundo, gozosamente desbordado hacia lo infinito. Ahora uno se siente jardín, se siente agua, cielo y piedra. Y he aquí que los dioses pequeños son dioses eternos que atraviesan tu cuerpo- mente, te poseen, te transportan, te iluminan pero no te bastan para interpretar lo indescifrable del todo y las partes, de lo pequeño y particular, de este sinvivir agridulce de las emociones, el placer muelle de sentirse todo, y el agrio malestar de lo insistentemente concreto. Y en esta expectante contemplación se atraviesa el jardín como un bosque iniciático, buscando claridades y hollando tinieblas para recordar.

Manuel Camacho Tinoco

 

 

Muestra

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