En unos tiempos en que corre demasiado la crispación, aquí va una pequeña nota de humor. No están obligados a leer esta gilipollez.

Es la fijación en el ocaso, porque este abuelo destila testosterona hasta por las pestañas. Me dijo los otros días, que para saber cómo está el “pandero” de una parienta, basta con mirar la cara de idiota que pone el tío que va detrás.

Luego me dice: “Nene, ¿has visto cómo están toas?”. Nemesio, a Vd. ¿también le afecta la primavera?. “No hijo, no, a mí me afecta toíto el año, porque mi Dolores me dice que a dónde voy yo a mis años”. Todo esto me lo contaba mientras una  bella mujer, pasaba por nuestro lado mostrando recatadamente, parte de sus generosos encantos. Nemesio no me miraba mientras hablaba, porque se le salían los ojos de las órbitas, con suspiros que herían el alma de cualquiera. Estaba tan “volcado” hacia adelante, intentando ver más allá de lo posible, que parecía que iba a tirarse por un barranco. Le di una fuerte palmada en el hombro y le dije: ¡Nemesio, vale ya de tanta fijación, que se va a condenar!  Para qué le dije eso; me miró con ojos de estornino bizco y sentenció: “Tú eres una mierda de puritano y meapilas, que te he visto yo mirarla, y además, eso no es delito, porque lo que se han de comer los gusanos… Además, tú sí que vas a ir al infierno, por gilipollas y  porque eres más simple que el mecanismo de un botijo”. Ejem… bueno, le contesté: yo sólo he mirado lo que está permitido, un par de segundos, lo políticamente correcto, porque la dama se puede sentir molesta. “Mira Juanito, tú eres un esperpento de criatura y los curas te han hecho mucho daño con eso del pecao y tienes muchos traumas”.

Mire Nemesio, mi corrección y mi buen gusto me impiden ser tan descarado como Vd. “¿Tú te has caído de un guindo?;  yo me pongo como las bombillas y eso no es fijación. Porque ¿qué es lo primero que a un recién nacido le enchufan en la boca?”.

Con un boli en la mano empezó a dibujarme los diversos tipos de canalillos, a los que sus “investigaciones oculares, le habían llevao tras muchos años de riguroso estudio”.

“Mira Parri, esta es la clasificación: Canalillo en forma de hucha, por el que apenas cabe una moneda; éstos son de los mejores. Los hay también en forma de barranco; en forma de “V o cárcava”; otros tienen forma de “artesa o valle glaciar”; los hay en forma de “poljé” o  cueva hundida, como el paso de Zafarraya; otros tienen forma de “diaclasa” o fisura que apenas existe, y por último está la “variedad religiosa”, que como decía un cura granaíno desde el púlpito, adoptan una curiosa imagen: Jesús entre dos ladrones”. ¡Coño Nemesio, un cura en la iglesia hablando de esas guarradas!.

“No hijo no, lo hacía para recriminar a algunas que iban demasiao  escotás, que cuando llegaba la primavera, se colocaban el crucifijo de oro más hermoso que tenían, entre sus más que generosos pechos, y de ahí la expresión “entre dos ladrones”, porque nos roban el corazón y el sentío a los tíos machos”.

Nemesio, es usted un obseso y así no me extraña que su Dolores le niegue hasta el pan y la sal, porque está más salido que el asa de un cántaro, a pesar de que ya no debe funcionarle ni con grúa. A saber lo que le quede a Vd. de eso.  Si no me aparto, me arrea una mascá que me hubiera roto los dientes.

“Niño, eres un pedazo de mamón, no sé por qué me junto contigo”. Y me dejó con la palabra en la boca. Yo de retirado le dije: ¿quiere usted un tintorro?  Se volvió hacia mí y me dijo con cara de niño malo:

“¡Bueno, vale, te perdono”. Pero yo soy jubilao y no te pueo corresponder!”

Nos fuimos a la Cazuela y ya con un par de tintos en el buche, me pregunta:

“Parridemialma, tú que has hecho cursos de esos, de sesualidá, pa los nenes del  istituto. ¿Que pueo hacer yo, pa que mi Dolores se fije en mí? Porque me tié desesperao”.

Eso es fácil Nemesio. Se compra unos gayumbos negros con güevera, y por la noche, marcando paquete, le regala Vd. el Kamasutra a su Dolores y se lo explica…Verá cómo funciona y la pone loca, loca.

”Qué grande eres Parrillosky, tú tiés sabiduría” (me dijo).

De pronto veo un moscardón  revoloteando alrededor, y… va a caer justamente en su copa de vino, a lo que dice a Carmelo: “Oye Karmelosky, mira lo que me ha caío en la copa”                           Le responde Carmelo:  ¡Que quiere Vd. que por  1,50 le caiga una codorniz!

A mí me dio por reir y… Nunca he visto a este abuelo así. Parecía un volcán en erupción.

“¡Carmelo, eres un rojo de mierda! ¡Y tú, niñato, facha mamón, gilipollas, de que te ries!” Total, que la mañana tornó en granizo! Con lo bien que había empezado el día.

El gran trauma de este abuelo, es que su padre, estuvo en la División Azul y de ahí le viene todo… Y sobre todo, conocer últimamente a la Evarista, intimísima de su Dolores muy beata y educadora en la Sección Femenina de aquella época.

Como él dice: ¡”Hay que joerse. Dios, en quien no creo, ya ma condenao”!

Y yo pensé: Lo tiene merecido, por rojo, ateo y masón, además de gorrón.