Los ciudadanos españoles seguimos viviendo en la inconsciencia más absoluta en lo que se refiere a la aprobación de leyes por parte del Gobierno actual que recortan, no sólo salarios y prestaciones económicas, si no y para mí peor, derechos sociales. El anteproyecto de Ley de Seguridad Ciudadana guste o no, conlleva una vuelta al pasado más reaccionario y menos democrático de nuestra historia reciente. Es fácil, amparándose en la mayoría absoluta de un sistema electoral injusto, a partir de supuestas perturbaciones del orden público, incluir leyes restrictivas del derecho de huelga o de manifestación (ya ni el derecho al pataleo va a ser legal); y con la excusa de concebir una legislación para que nosotros, los ciudadanos, no los políticos, convivamos en armonía (que hace falta, por supuesto), restringir la libertades individuales (parece mentira que un partido de derechas llegue a esto, a la pérdida de la individualidad).

El ciudadano de a pie no concibe perder su empleo, su prestación social, o ir a la cárcel por manifestarse cuando pierda aquél, mientras etarras con cientos de asesinatos a sus espaldas o violadores asesinos incurables, salen a la calle y cobran un “sueldecito”. Claro que mientras la izquierda más anquilosada ampare estas opciones, poco tenemos qué hacer los españoles. Tampoco se entiende como la Fiscalía exculpa a un miembro de la Casa Real antes de que el Juez haga sus investigaciones, ni como un Presidente del Gobierno puede acudir a las Cortes, decir que en su Partido no hay Contabilidad B y aparecer 600.000 euros en “B” en la mano de un afamado arquitecto que hizo obras en la sede de ese partido en Madrid, y no pase nada; en el modelo norteamericano, también muy atacado por la izquierda reaccionaria, creo que lo llaman PERJURO y está bastante penado. Ni que después del sacrificio económico por parte de las clases medias de este país, y sin ser capaces de generar empleo, los dirigentes del Partido Popular se froten las manos ante las nuevas consignas de Bruselas acerca de la necesidad de una segunda reforma laboral. Ni que a los empleados de lavanderías de hospitales de la Comunidad de Madrid les vayan a ser rebajados sus sueldos un 50% cuando los diputados, alcaldes, concejales, etc. se lo suben subrepticiamente, por poner algunos ejemplos.

Pero, como decía al principio, los ciudadanos parecemos vivir en la más absoluta de las inconsciencias. A pesar de los informes de Cáritas sobre umbrales de pobreza, de 3.000.000 de personas sin cobrar subsidio alguno, de 6.000.000 sin empleo, de los injustos desahucios, de los recortes sociales y económicos, la gente sólo se echa a la calle a protestar por lo suyo, como en los tiempos de “¿qué hay de lo mío?” Probablemente, para prevenir estas protestas, que no han sido, ni serán, el Gobierno prepara esta Ley de Seguridad Ciudadana.

Ahora comprenderán los dirigentes de la izquierda la pérdida de tiempo tan enorme de los Gobiernos de Zapatero, que todavía tiene la poca vergüenza de salir en público en el Congreso de su partido en Granada. En lugar de haberse detenido en dar rienda suelta a los delirios nacionalistas (por cierto el otro día leí como la Generalitat pedía dinero prestado al Estado “Espanyol”), en lugar de machacar la lengua española con lo de miembros y “miembras” (curioso que la Ministra fuera de una de las Comunidades Autónomas con más fracaso escolar), en lugar de refrescar las cicatrices de la pasada Guerra Civil, en lugar de dedicarse a criticar la Transición como mal hecha, en lugar de despilfarrar el dinero público (o peor, de robarlo –ERES, sindicatos…-), en lugar de vanagloriarse al decir que se llegaría a cifras de paro CERO, etc., podían haberse dedicado a poner remedio a los problemas que se nos avecinaban con acciones realistas y no tan duras como las que nos obliga ahora el PP.

La única esperanza que nos resta a los españoles “normales”, a los que “no nos casamos con nadie”, a los que queremos seguir viviendo en Libertad pero con Educación y respeto, es pensar que las futuras generaciones tendrán algo por lo que luchar, se ilusionarán por cambiar el estado de las cosas, igual que nosotros durante la Transición, esa época que nunca sabremos si se pudo hacer mejor, más que les pese a algunos que seguramente no estuvieron allí, porque no existe la máquina del tiempo que nos devuelva a los años 70. Así que, a lo mejor las nuevas leyes de recorte de libertades del PP originan, sin ellos saberlo, una nueva revolución social verdadera, no panfletaria. Pero no será con la ciudadanía actual, quizá nuestros hijos o nietos…

Policía en la Estación de Linares-Baeza

Policía en la Estación de Linares-Baeza