Esta historia, se sitúa en Oxford, en el año 1860, en una reunión de la Asociación Británica para el Progreso de las Ciencias. El tema a debate era “La Religión y el Darwinismo”.
Intervienen el obispo anglicano Samuel Wilberforce y el biólogo seguidor de Darwin, Sir Thomas Henry Huxley.
Al final del debate, pregunta el Obispo en plan jocoso: Querría saber si el Sr. Huxley, desciende del mono por vía materna o paterna. Y le contesta Huxley: Antes querría venir del mono que de un hombre como Vd. que usa su inteligencia para oscurecer la verdad.
¡Ohhh!… se oyó una exclamación en la sala por parte de todos los asistentes. Una señora se desmayó, otra señora de “bien”, invitada, que no se había enterado de nada, dijo gravemente: “Si venimos del mono por favor ¡que no se entere el pueblo!
Y es que es ley del destino que el que nace lechón, muera cochino.
Muchos de estos tres personajes abundan en el mundo; es más, estamos rodeados de ellos.
El primero como el obispo, que inflexible al diálogo, intenta ridiculizar a todos quienes no piensen como él, caminando por la vida con un sentido dogmático, segurísimo de su ignorancia. Es el arquetipo de las personas “creacionistas”, que excluyen cualquier posibilidad de que el ser humano haya constituido una evolución constante durante miles de años, creyendo de forma literal el asunto de Adán y Eva, según la Biblia. También creen literalmente que el mundo lo hizo Dios en seis días y el séptimo descansó. Y están en su derecho de pensar así. Pero el mundo, la ciencia y las ideas han avanzado notablemente. Lo que ayer era indiscutible en cualquier campo, hoy resulta discutible, es opinable.
El segundo, Mr. Huxley, es el que va a pecho descubierto, seguro de sus estudios concienzudos, de su tesis, que respeta a los demás, que cree en el diálogo y es más, lo fomenta después de haber investigado profundamente en cualquier materia para reafirmar su tesis, es decir, la compatibilidad Ciencia-Religión, Creacionismo-Evolucionismo pero que cuando trata ser ridiculizado con mala baba por los adversarios que se han quedado sin argumentos, se revuelve y responde al otro merecidamente, porque una cosa es ser respetuoso y otra que ese respeto se confunda con ignorancia o imbecilidad . Este tipo de personajes, como Mr. Huxley, es de los menos abundantes, pues además de valor y temple para nadar contra las corrientes de los dogmas, tradiciones que son absurdas y costumbres establecidas, suele ser el “políticamente incorrecto” en una zafia y tosca sociedad como la nuestra.
El tercer personaje es la segunda Sra. la “señora bien”, que juega a “estar a bien” con quien más le interesa, que vive de la falsedad, con una sonrisa postiza, que indica justo lo contrario de lo que piensa. Muchos de estos terceros personajes, tienen poca inteligencia, pero lo que es peor, no tienen escrúpulos y ni el más mínimo pudor en “acariciar” una chaqueta que otra, y ello irá en proporción a la importancia del traje que le ocupe en ese momento.
De esto podrían sacarse varias conclusiones: la primera, que la palabra en el ser humano es muchas veces un adorno melódico de los más íntimos pensamientos, que se trampean para agradar u ofender a los demás. Después podríamos decir que ese sonido gutural, se modula en función del daño o las prebendas a conseguir; si son prebenda, según el número de caricias por segundo a la susodicha chaqueta. Y tercero y último, que la palabra en el ser humano, de un valor inmenso, ha degenerado en muchas situaciones en una auténtica prostitución de las ideas y de las obras que supuestamente sanas deberían salirnos del corazón.
La verdad no puede oscurecerse jamás y menos envilecerse a través de lo más sagrado que tenemos, que son la palabra y los hechos ¿Con qué personaje nos identificamos?
Muchos presumiendo de cultura, pegan cada patinazo de órdago, cuando su incultura es manifiestamente evidente. Digo yo que lo dará la especie.
Para mí, una persona vale lo que vale su palabra; nunca me gustaron los juramentos. Siempre he empeñado mi palabra y después serán mis hechos los que demuestren una cosa u otra, mi decencia o mi indecencia, mi honestidad o deshonestidad, mi honor o mi deshonor.
No me identifico con ninguno: “A palabras necias, oídos sordos”. Estaría divertido y con el permiso de los monos, que cada vez que alguien dijera una tontería vejatoria para otro/a o una ofensa idem, de verdad se convirtiera en mono. Diríamos… ¡Anda! Si este se ha convertido en mono/a… Y qué raro, este no se ha convertido en mono/a… Pero lo mejor sería mirarnos a veces al espejo y… quizá vernos como un mono/a… Bueno, a ratos…
Sra Rueda, a veces la humildad es un signo más que evidente de gradual y eficaz inteligencia. Las críticas se han de asumir con decoro y respeto hacia quien las formula. Si no le gusta no entiendo que le guste ser el cartel anunciador de una corrida de toros, la esquela de un muerto, el anuncio de un concierto, la novia en una boda, el muerto en un entierro, la mosca en verano y el marco pa una ”afoto”.Oiga, hay que aceptar todo y con la mayor de las elegancias, algo de lo que convencido estoy usted anda sobrada.. Utilizar un texto entresacado de una memoria literaria para lanzar dardos al aire no trae consecuencia alguna, salvo que el dardo caiga derechito a su propia estima.
Siento que no hayas entendido mi tono de broma… pero es verdad, con algunas cosas no se bromea. Mira, lo bueno de estas comunicaciones, es que vemos las diferentes miradas sobre las cosas y nos damos cuenta, al menos yo, de que la de una es sólo eso, pero que hay más y tan respetables. El mejor ejercicio de humildad es este ¿no crees? A mí al menos me lo parece porque “cuesta” a veces salir de una misma y como escribir es un ejercicio solitario nos llegamos a creer nuestros propios razonamientos. Sin embargo mi estima se ve reforzada con estos dardos propios o ajenos.
Me alegra infinito Dña Mercedes Rueda su respuesta no esperaba menos de una inteligencia tan ”cultivada” como la de uté. Lo que no entiendo es el afán de protagonismo, ese ansia de ocupar todos y cada uno de los espacios sociales de la ciudad. La he conocido de maestra, de buena maestra, la he conocido de persona, de buena persona, la he conocido de escritora, buena escritora, la he conocido de hija perfecta, mejor hija no puede tener una señora madre, es decir, en sus facetas personales es uté una mujer brillante. No hace falta, ni le es necesario contar con el concurso del brillo social para hacerse notar, porque a fin de cuentas, cualquier otra acción que tenga como objetivo el reconocimiento de una ciudad la sepultará inmediatamente al olvido, al desencanto de una persona que quiso ser y nunca fue. Cantabria ha regalado a esta ciudad una buena ciudadana. Pero claro, uté no es Miguel Ángel Revilla, ni lo será nunca, mal que le pese.. Ni desde la política ni desde esas ”adramaturgadas” acciones de estériles vocaciones con destino al fin de ningún sitio. Pierde el tiempo, Gánelo mejor en hacer lo que mejor sabe: Ser una buena mujer. Y no olvide una cosa, en esta vida no se puede estar a bien con tirios y troyanos. Ya cansa su mediática presencia forzada en los medios para hacer ¿hacer? proponer ¿proponer? nada, de nada.
Me hace gracia que me describa, según usted, tan “buena” en todo y luego quiera relegarme al ostracismo y que la gente no “disfrute” de lo “buena” que soy… se pierde en divagaciones que al final no “cuajan”… No sé por qué me tiene que pesar “no ser” Revilla al que conozco hace muchos años, es un cántabro razonable, o sea que razona. ¿Qué le cansa mi presencia mediática? Eso va a querer decir que no tiene otra cosa que hacer que estar pendiente de ello… Yo no me veo tanto, señal de que paso de esas vanidades que usted, por su reacción, envidia. Tranquilo, es mejor vivir en uno mismo y que le sea rentable.
Sr. Parrilla un excelente y ameno artículo que, no sé si premeditadamente o no, nos saca del aburrimeinto de la política actual. No obstante, hay quien se empeña en meter todo en el mismo saco.
Para crear un poco más de polémica diré que en USA hay estados en los que es oficial el creacionismo en la escuela, menospreciando el darwinismo o la teoría de la evolución.
Otra vez los intereses religiosos (económicos en definitiva) por encima de la razón y de la ciencia.
Nos guste o no, los monos actuales y el homo sapiens procedemos de una rama común. A algunos les gustaría provenir directamente de dios, lo siento por ellos.
Un saludo.
Apreciado Juan: Esta claro que lo de la costilla de Adan o la manzana y todo lo demas no deja de ser una Hiistoria que se atribuye a Moises, pero que Ud., y yo sabemos quien la escribiese, la dirigió a un pueblo vamos a llamar ignorante entre comillas.
Nos vayamos a la Creta minoica o micénica, al antiguo Egipto, a Mesopotamia o a los primitivos pueblos de América del Sur, como a los Oltecas o los Maya-Toltecas, Incas y tantos otros, y de eso pueden dar buena fe los arqueólogos, la presencia de divinidades, es constante en todas las civilizaciones, y la cuestión esta muy clara, cualquier hombre , el antiguo, el arcaico, el actual, se pregunta ¿A done vamos tras la muerte? razón básica para la existencia de las religiones, que cada cual a su modo , apunta a la existencia de un ser superior, creador dueño del bien y del mal, al que nosotros llamamos Dios otros Ala y otros Confucio.
Es evidente que la teoria de la evolución de Darwin, tiene visos de realidad hoy como todos sabemos aparecen nuevas especies vegetales y animales. ya sea por procesos químicos o biológicos, pero soy de los que opina que el ser humano, tiene un raciocinio que no le ha podido llegar por estas vias, si no que ha de ser la consecuencia de la benevolencia de ese ser superior, que dicho sea de paso nos pone a nosotros mismos en la texitura del bien y del mal, que es evidente existen en cada uno de nosotros.
Dentro de ese contexto, no creo que existan solo tres tipos de personas, si no que según la circunstancia, cada uno actuamos de una forma distinta, así una sola persona puede ser las tres que menciona en su artículo, en distintos periodos de su vida, o muchas mas.
La persona a lo largo de su existencia, y como cnsecuencia, del bien y del mal, que lleva dentro, un día para nosotros sera magnifica, y otros nos defraudara totalmente. Tal vez sea esa la salsa de la vida, si le parece o dicho de otra forma, un día actua racionalmente con su pleno raciocinio y otro actuara con el instinto del mono que al fin y al cabo todos llevamos dentro.
A quienes utilizan pseudónimo y aprovechan ridiculizar, he aprendido a no contestar, porque no sé como dirigirme a una entelequia.
Juan, el articulo buenisimo, muy actual, la historia siempre se repite, los humanos somos por naturaleza envidiosos, hipocritas, belicosos y depredadores. Algunos todavia no hemos evolucionado y seguimos siendo “muy monos”. en cuanto a las criticas, habria que empezar a preocuparse por ellas como se preocupan los santos de tobaruela, unos muy secos diciendo: “Hay madre mia, que diran, que diran, que diran y otros gordos, muy gordos, pooos que digan lo que quieran”
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Estimado Emilio, una reflexión que comparto totalmente contigo. Muchas gracias y un cordial saludo.
A quienes su ego no les permite aceptar una discrepancia y además insultan. La última “gentuza” en lo sucesivo ni leeré sus articulos, ni mucho menos opinaré sobre sus comentarios. Que le vaya bién y sin acritud.