La delegada del Gobierno, Purificación Gálvez, acompañada por la delegada provincial de Cultura, Mercedes Valenzuela, y el director del Archivo Histórico Provincial de Jaén, Juan del Arco, presentaron el lunes pasado una nueva edición del Documento del Mes. Coincidiendo con la festividad del Día del Trabajo, el 1 de mayo, el Archivo ha querido sacar a la luz algunos documentos relacionados con la importante actividad minera que se desarrolló en el distrito minero de Linares-La Carolina bajo una exposición titulada “Accidente en la mina”.

Purificación Gálvez destacó en el acto de presentación que el Documento del Mes persigue como objetivo difundir y dar a conocer el rico patrimonio documental custodiado en los Archivos Históricos Provinciales, en el Archivo General de Andalucía y en el Archivo de la Real Chancillería de Granada, centrando cada mes su atención en un documento, o conjunto de ellos, perteneciente a alguno de los fondos que se conservan o a algunas de las tareas archivísticas que en ellos se realizan. “En esta ocasión, y coincidiendo con una fecha como la que mañana celebramos -por ayer-, el archivo nos ayuda a recordar las condiciones laborales del pasado minero de nuestra provincia, una actividad que se remonta hasta la antigüedad. La documentación expuesta nos refleja, por ejemplo, las condiciones en las que trabajaron muchos de los obreros, naturales de Jaén o llegados hasta aquí en busca de trabajo”, ha señalado la delegada.

El Archivo Histórico Provincial expone, en esta ocasión, un plano con los perfiles de una mina que muestra, aunque de forma esquemática, la complejidad que llegaban a alcanzar algunas. “Podemos comprobar esa complejidad y gracias a la documentación procedente de una serie denominada ‘Policía Minera’, realizada por miembros del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas, podemos tener constancia, entre otras cosas, de la gran cantidad de accidentes que se producían en su interior, atribuidos en la mayoría de las ocasiones a ‘descuidos’ o ‘imprudencias’ de los mineros”, ha resaltado Gálvez.

“Accidente en la mina”, el trabajo en la minería 
Los trabajos mineros en la provincia de Jaén están documentados por la arqueología desde la más temprana antigüedad. En el II milenio a. C., ya se practicaba una explotación intensiva de los recursos minerales de la zona norte de la provincia, el futuro distrito minero Linares-La Carolina. Los historiadores greco-latinos elogian la riqueza en metales del país, y es bien conocida la importancia estratégica y económica que tuvo esta zona para iberos, cartagineses, y romanos, que siempre se interesaron por el control de este territorio tan rico en metales, sobre todo, plata y plomo.

La ciudad ibero-romana de Cástulo, cercana a Linares, tuvo un gran desarrollo por su privilegiada situación y el control de los recursos mineros de la zona. Podemos decir que, desde esta época, ya existían trabajadores especializados en explotar los recursos mineros del entorno, auténticos mineros, de cuyo trabajo queda constancia arque-ológica en los hallazgos de los túneles y galerías donde laboraban y los instrumentos de los que se valían. La dureza del trabajo en estas explotaciones mineras era enorme, por el gran esfuerzo físico que tenían que desarrollar y las penosas condiciones ambientales en que trabajaban –altas temperaturas, humedad, oscuridad-, a lo que había que añadir la peligrosidad de su trabajo. La mortandad entre los mineros antiguos era muy elevada y su esperanza de vida baja, y muchos de los que trabajaban en las minas eran mano de obra esclava.

Después de un largo periodo de declive de la actividad minera en la provincia, durante el siglo XIX se reactiva con fuerza el trabajo en las minas, primeramente en la zona de Linares, y después en la de La Carolina. A mediados del siglo XVIII, el Estado ya se encargaba directamente de la explotación de la mina Arrayanes en Linares, pero será a partir de 1828, con la instalación de las primeras compañías extranjeras cuando se produzca la explosión de la actividad minera. Se calcula que la mitad de la producción nacional de plomo salía de las minas que se incluyen en el llamado distrito minero de Linares-La Carolina, que se componía de ocho municipios.

A este despegue de la actividad minera contribuyeron considerablemente una serie de factores: Una legislación favorable a la llegada de capital extranjero, la aplicación de nuevas tecnologías en el trabajo minero y una gran demanda de metales por parte de la industria internacional.

El impacto económico, social y demográfico sobre la zona minera de Jaén fue muy importante. Llegaron muchos trabajadores desde otros lugares de la provincia, pero también del resto de Andalucía y de España, como queda reflejado en los Libros de Personal y de Nóminas de las empresas mineras, que se conservan en los archivos. La población de ciudades como Linares se incrementó considerablemente.

Las condiciones de trabajo en las minas, a pesar de los adelantos tecnológicos, eran difíciles, sobre todo, en el interior de las mismas. Las empresas buscaban rentabilizar sus inversiones aumentando la producción y para ello incentivaban el esfuerzo de los mineros, a través de un sistema de trabajo y remuneración, que facilitaba que se descuidaran las condiciones de seguridad en el interior de las minas.

En 1897, el Reglamento de Policía Minera encomienda al Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas la inspección y vigilancia de las explotaciones mineras, y en su artículo 2 dice que “la inspección y vigilancia se extiende a la seguridad de las explotaciones y a la conservación de la vida y la seguridad de los obreros”. Después de cada accidente grave que sufría un trabajador de una explotación minera, la dirección de la empresa estaba obligada a dar aviso a los ingenieros de la Jefatura Provincial de Minas de Jaén, que se desplazaban hasta la instalación minera para informarse de las circunstancias del accidente, y levantar acta de las posibles causas del mismo, que a menudo son inevitables o bien se deben a la imprudencia de los propios trabajadores. Si había deficiencias en las instalaciones, debían subsanarse por parte de la empresa. Estos Expedientes de Visita de Policía Minera, que se conservan en los archivos, son documentos de primer orden para conocer la realidad del duro trabajo de los mineros.

Otro aspecto, junto con el de la seguridad y las condiciones de trabajo, que influía en la calidad de vida de los trabajadores de la minería en Jaén, era la incidencia específica que sufrían de determi-nadas enfermedades que hoy llamaríamos profesionales, principal-mente dos: la anquilostomiasis y la neumoconiosis. La primera, llamada anemia del minero, estaba producida por un parásito intes-tinal, y afectaba principalmente a los trabajadores del interior de la mina, por una deficiencia en las condiciones higiénicas. Contra esta enfermedad, ampliamente difundida, establecieron medidas los servicios sanitarios de algunas empresas de la provincia, como Minas El Centenillo, que fueron pioneras en su tratamiento. Otra grave enfermedad que afectaba sobre todo a los trabajadores de interior era la neumoconiosis, o silicosis, que dañaba los bronquios y pulmones por la inhalación del polvo del mineral. De la incidencia de todas estas enfermedades en la población trabajadora queda constancia documental en las fichas médicas de los mineros, que se conservan también en los Archivos Históricos.

Presentación Documento del Mes