Una llamada. Te lo dicen y no lo puedes creer. Los que hemos tenido la suerte de conocerle estamos consternados por su partida.
Alberto Olea, ha sido un fotógrafo cuyo trabajo y dedicación al arte y al periodismo ha dejado una marca perdurable en nuestra ciudad. Sin duda una figura destacada en el mundo del arte y el fotoperiodismo local. Para mi, el mejor de quienes hemos pintado con la luz la actualidad desde la ciudad de las minas. Su participación activa en diversos colectivos lo ha distinguido además como un individuo comprometido con el enriquecimiento cultural linarense. Tuve el privilegio de compartir con él momentos en exposiciones donde su vertiente artística brillaba con fuerza.
En el ámbito profesional, Alberto ha sido un colega excepcional, siempre dispuesto a ofrecer su ayuda con una sonrisa sincera. Su formación artística le ha permitido abordar su trabajo desde una perspectiva única, capturando momentos que contaban historias con gran profundidad.
Te quedas sin palabras cuando pasan estas cosas. Las más sinceras condolencias a Mamen -su compañera de vida y de profesión-, así como a su hija, familiares y amigos. La partida de Alberto ha dejado un vacío indescriptible en nuestros corazones y en colectivo periodístico de Linares.
Es difícil encontrar consuelo en momentos como este, pero recordaremos a Alberto como un talento excepcional y, sobre todo, como un ser humano extraordinario. Su legado perdurará en cada imagen que capturó y en el afecto de aquellos que tuvimos el privilegio de conocerlo.
Jordi, tú mejor que nadie sabe cómo era Alberto, ayer leí la noticia en Facebook con Joaquín Alejandre, otro buen compañero de la fotografía en Linares. Yo lo conocí cuando aún era un chaval de 16 años más o menos, junto con Belin, eran amigos graffiteros que comenzaban a dar sus primeros pasos, yo los capté para que se unieran a la asociación Aplaja donde yo era parte de la directiva, Eduardo Palomares el presidente de la asociación y alma del proyecto. En el año 2000 hicimos nuestra primera intervención en la Plaza del Ayuntamiento, Belin, Alberto, Ana y otros dos amigos me ayudaron a formar la estructura de la escultura que yo creé, una mujer tumbada de 3m de altura x 5 m. de longitud, también creé un mosquito con estas dimensiones, pero a última hora, esta escultura no aguantó el peso por tener unas patas demasiado delgadas, dos años después creamos La Casa Pintada de Linares, Belin el presidente y creador del proyecto, era su propia casa. Desde entonces Alberto ha sido una parte importante en el arte de Linares mostrando su talento, más tarde se consolidó en la fotografía. Llevo 7 años sin verlo por mi lejanía en este país donde resido, la noticia me ha caído como una jarra de agua fría, no me lo creía, el dolor es inmenso porque tengo un gran cariño y aprecio a Alberto. Mis condolencias a Mamen y a la familia y amigos que como tú y otros estamos desmoralizados. Un abrazo fuerte, descansa en paz amigo mío.