Una llamada. Te lo dicen y no lo puedes creer. Los que hemos tenido la suerte de conocerle estamos consternados por su partida.

Alberto Olea, ha sido un fotógrafo cuyo trabajo y dedicación al arte y al periodismo ha dejado una marca perdurable en nuestra ciudad. Sin duda una figura destacada en el mundo del arte y el fotoperiodismo local. Para mi, el mejor de quienes hemos pintado con la luz la actualidad desde la ciudad de las minas. Su participación activa en diversos colectivos lo ha distinguido además como un individuo comprometido con el enriquecimiento cultural linarense. Tuve el privilegio de compartir con él momentos en exposiciones donde su vertiente artística brillaba con fuerza.

En el ámbito profesional, Alberto ha sido un colega excepcional, siempre dispuesto a ofrecer su ayuda con una sonrisa sincera. Su formación artística le ha permitido abordar su trabajo desde una perspectiva única, capturando momentos que contaban historias con gran profundidad.

Te quedas sin palabras cuando pasan estas cosas. Las más sinceras condolencias a Mamen -su compañera de vida y de profesión-, así como a su hija, familiares y amigos. La partida de Alberto ha dejado un vacío indescriptible en nuestros corazones y en colectivo periodístico de Linares.

Es difícil encontrar consuelo en momentos como este, pero recordaremos a Alberto como un talento excepcional y, sobre todo, como un ser humano extraordinario. Su legado perdurará en cada imagen que capturó y en el afecto de aquellos que tuvimos el privilegio de conocerlo.